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salud_psicologica_y_sociedad_contemporanea

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salud_psicologica_y_sociedad_contemporanea [2016/08/31 04:16]
admin [Enfermedad psicológica]
salud_psicologica_y_sociedad_contemporanea [2022/11/16 21:50] (actual)
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 Históricamente, el sexo femenino ha absorbido mucho de la neurosis masculina a través del manejo de culpas y limitaciones, pero esto está cambiando por el fortalecimiento emocional que están teniendo las mujeres. Los niños también han sido quienes tradicionalmente absorben las neurosis de sus padres y de otros adultos cercanos; sin embargo, el autoritarismo tradicional se ha ido debilitando y los niños se han vuelto hábiles para manipular las culpas y tensiones de sus progenitores. Es en las escuelas donde los niños se encuentran más expuestos ante muchos docentes neurotizados que abusan del poder institucional y de las calificaciones, frecuentemente contando con la complacencia, el desconcierto o la indiferencia de los “padres de familia”. Veamos la siguiente anécdota esquemática: Históricamente, el sexo femenino ha absorbido mucho de la neurosis masculina a través del manejo de culpas y limitaciones, pero esto está cambiando por el fortalecimiento emocional que están teniendo las mujeres. Los niños también han sido quienes tradicionalmente absorben las neurosis de sus padres y de otros adultos cercanos; sin embargo, el autoritarismo tradicional se ha ido debilitando y los niños se han vuelto hábiles para manipular las culpas y tensiones de sus progenitores. Es en las escuelas donde los niños se encuentran más expuestos ante muchos docentes neurotizados que abusan del poder institucional y de las calificaciones, frecuentemente contando con la complacencia, el desconcierto o la indiferencia de los “padres de familia”. Veamos la siguiente anécdota esquemática:
  
-“Ese viernes Martín tuvo un mal día en su trabajo, cometió algunos errores que su jefe se encargó de magnificar poniéndolo ‘en evidencia’ ante sus compañeros de trabajo, no dejó de advertir de reojo el placer de algunos de ellos al observar la escena. A las 6 de la tarde sale muy tensionado de la empresa y –como todos los días hábiles– se dirige a su casa a través de un trayecto largo, con un tránsito cargado, escuchando las expresiones sonoras y los gritos de los automovilistas desesperados por avanzar un poco. Al fin llega a su casa con el cansancio y el coraje en los hombros. De manera automática busca detectar errores o fallas de su esposa, Sofía, para poder reclamarle y descargar parte de sus tensiones; dado que no logra encontrar algún desorden suficientemente significativo, recurre al pasado haciendo que salga el tema de aquella vez hace cinco años en que la esposa “coqueteó” por haber sonreído al saludar a uno de sus compañeros de trabajo. La esposa se defiende pero él insiste hasta que logra ponerla de mal humor, triste o cabizbaja. Entonces Martín respira profundamente, se sienta en la sala y enciende el televisor para conciliar el sueño. Sofía se queda despierta, resentida, procesando la discusión que tuvieron. Al día siguiente, Sofía se levanta a las 6:30 am para despertar a su hijo Manuel que entra a la secundaria a las 7:30: “Manuel, levántate, ya es hora”, le grita desde el pasillo. Manuel escucha ‘entre sueños’, sabiendo por hábito que se trata de la primera de muchas llamadas. Sofía tiene que ir a la cocina a preparar el desayuno, pero a los 10 minutos regresa y se percata de que Manuel sigue dormido. Entonces eleva un poco el tono de voz para decirle que “se te está haciendo tarde, como siempre”. Y así ocurre que Sofía va y viene durante varias ocasiones hasta que a las 7:15 se para junto a la cama de Manuel para gritarle tantos improperios que Manuel comprende que ahora sí tiene ya que levantarse y lo hace sabiendo que llegará tarde a la secundaria donde tendrá otra vez que sortear las limitaciones progresivas del prefecto. Martín y Manuel desayunan de prisa antes de salir a trabajar y a la escuela. Sofía da clases en una escuela primaria, en cuarto grado, se arregla bajo la presión del tiempo y apenas llega cuando están cerrando la puerta de la escuela. Para iniciar su clase pide a los niños le entreguen la tarea para revisarla. Juanito es el primero que lo hace. Sofía revisa las divisiones y se da cuenta en la primera que el procedimiento seguido es correcto pero que Juanito se equivocó al copiar un número 9 como si fuera un 4, por lo que el resultado final está equivocado. Toma el lápiz bicolor con el que califica, pone un poco de saliva en la punta de color rojo y traza una tachadura lo más grande y enfática que puede, supuestamente para que Juanito aprenda y se fije mejor en lo que hace”.+<blockquote>“Ese viernes Martín tuvo un mal día en su trabajo, cometió algunos errores que su jefe se encargó de magnificar poniéndolo ‘en evidencia’ ante sus compañeros de trabajo, no dejó de advertir de reojo el placer de algunos de ellos al observar la escena. A las 6 de la tarde sale muy tensionado de la empresa y –como todos los días hábiles– se dirige a su casa a través de un trayecto largo, con un tránsito cargado, escuchando las expresiones sonoras y los gritos de los automovilistas desesperados por avanzar un poco. Al fin llega a su casa con el cansancio y el coraje en los hombros. De manera automática busca detectar errores o fallas de su esposa, Sofía, para poder reclamarle y descargar parte de sus tensiones; dado que no logra encontrar algún desorden suficientemente significativo, recurre al pasado haciendo que salga el tema de aquella vez hace cinco años en que la esposa “coqueteó” por haber sonreído al saludar a uno de sus compañeros de trabajo. La esposa se defiende pero él insiste hasta que logra ponerla de mal humor, triste o cabizbaja. Entonces Martín respira profundamente, se sienta en la sala y enciende el televisor para conciliar el sueño. Sofía se queda despierta, resentida, procesando la discusión que tuvieron. Al día siguiente, Sofía se levanta a las 6:30 am para despertar a su hijo Manuel que entra a la secundaria a las 7:30: “Manuel, levántate, ya es hora”, le grita desde el pasillo. Manuel escucha ‘entre sueños’, sabiendo por hábito que se trata de la primera de muchas llamadas. Sofía tiene que ir a la cocina a preparar el desayuno, pero a los 10 minutos regresa y se percata de que Manuel sigue dormido. Entonces eleva un poco el tono de voz para decirle que “se te está haciendo tarde, como siempre”. Y así ocurre que Sofía va y viene durante varias ocasiones hasta que a las 7:15 se para junto a la cama de Manuel para gritarle tantos improperios que Manuel comprende que ahora sí tiene ya que levantarse y lo hace sabiendo que llegará tarde a la secundaria donde tendrá otra vez que sortear las limitaciones progresivas del prefecto. Martín y Manuel desayunan de prisa antes de salir a trabajar y a la escuela. Sofía da clases en una escuela primaria, en cuarto grado, se arregla bajo la presión del tiempo y apenas llega cuando están cerrando la puerta de la escuela. Para iniciar su clase pide a los niños le entreguen la tarea para revisarla. Juanito es el primero que lo hace. Sofía revisa las divisiones y se da cuenta en la primera que el procedimiento seguido es correcto pero que Juanito se equivocó al copiar un número 9 como si fuera un 4, por lo que el resultado final está equivocado. Toma el lápiz bicolor con el que califica, pone un poco de saliva en la punta de color rojo y traza una tachadura lo más grande y enfática que puede, supuestamente para que Juanito aprenda y se fije mejor en lo que hace”.</blockquote>
  
 El tamaño y la intensidad de la tachadura que un maestro coloca en los cuadernos de sus alumnos pueden corresponder al tamaño e intensidad de la neurosis que ese docente padece. Lo importante de la anécdota anterior es observar la manera en que los conflictos neuróticos son transferidos de unos a otros a través de expresiones cotidianas que forman parte de una cultura, que supuestamente es lo debido: “la letra con sangre entra”, “si alguien comete un error o es agresivo, se le debe castigar para que aprenda”. Se requiere un cambio en la manera de comprender y de afrontar esas expresiones cotidianas de la neurosis, pues en la actualidad generalmente se realizan acciones contraproducentes. El tamaño y la intensidad de la tachadura que un maestro coloca en los cuadernos de sus alumnos pueden corresponder al tamaño e intensidad de la neurosis que ese docente padece. Lo importante de la anécdota anterior es observar la manera en que los conflictos neuróticos son transferidos de unos a otros a través de expresiones cotidianas que forman parte de una cultura, que supuestamente es lo debido: “la letra con sangre entra”, “si alguien comete un error o es agresivo, se le debe castigar para que aprenda”. Se requiere un cambio en la manera de comprender y de afrontar esas expresiones cotidianas de la neurosis, pues en la actualidad generalmente se realizan acciones contraproducentes.
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 ==== c) Rigidez conceptual y afectiva ==== ==== c) Rigidez conceptual y afectiva ====
salud_psicologica_y_sociedad_contemporanea.1472616979.txt.gz · Última modificación: 2022/11/16 21:50 (editor externo)