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Dependencia emocional

Nombres alternos o sinónimos

Dependencia afectiva, Dependencia sentimental

DEFINICIÓN (Significado etimológico)

DEPENDENCIA. La palabra “dependencia” está formada con raíces latinas y significa “cualidad del que está abajo de un poder mayor”. Sus componentes léxicos son: el prefijo de- (dirección de arriba a abajo), pendere (colgar), -nt- (agente, el que hace la acción), más el sufijo -ia (cualidad).

EMOCIÓN. La palabra emoción viene del latín emotio, emotionis, nombre que se deriva del verbo emovere. Este verbo se forma sobre movere (mover, trasladar, impresionar) con el prefijo e-/ex- (de, desde) y significa retirar, desalojar de un sitio, hacer mover.

La Dependencia Emocional ha sido definida por distintos autores en diferentes dimensiones. Hirschfeld, Klerman, Barrett, (1977) la conciben como la sobre-dependencia en una relación interpersonal importante, que afecta tanto la visión de sí mismo como al tipo de relaciones que se mantienen con los demás, Bornstein (1993) dice que es una necesidad de protección y apoyo, en donde la confianza existente en la relación es un elemento esencial que influye en la autoestima, identidad y funcionamiento general de la persona; asimismo, Rathus y O´Leary (1997) complementan mencionando que esto se debe a que el dependiente emocional basa su bienestar personal en los sentimientos de su pareja.

La dependencia emocional, de acuerdo a Castelló (2005) se define como “un patrón persistente de necesidades emocionales insatisfechas que se intentan cubrir de manera desadaptativa con otras personas”. A su vez esta dependencia se ve acompañada por ciertas creencias en torno a si mismo, a la relación que se establece con otros, a la soledad, a la separación, el miedo, el autoengaño, la vulnerabilidad, las altas expectativas y el compromiso (Cid, 2009). Y es en esta necesidad, miedo a la pérdida, al abandono y a muchos otros aspectos que las relaciones se puedan convertir en dependientes, y esto es lo que ocurre en muchas relaciones no solo de pareja, sino también de familia y de amistad, ya que como comenta Castelló (2006) el dependiente emocional no solo lo es cuando tiene pareja sino que lo es a lo largo de todas las relaciones que establece con las personas con las que convive.

Patton (2007) plantea una dimensión en donde la dependencia emocional, aparece en la vida de una persona, cuando la necesidad de tener a otro se considera tan indispensable como vivir; por otra parte, una dimisión distinta, está encaminada a considerarla como un patrón de cogniciones y comportamientos (Lemos, Londoño & Zapata, 2007; Lemos, Jaller, Gonzales, Díaz & De la Ossa, (2012).

En contraste, Sánchez (2010), enfoca su definición hacia una dimensión de la personalidad proponiéndola como un trastorno de la personalidad y Congost (2011) concibe el concepto como una adicción hacia la pareja.

Castello (2006) y Bernardo (2009) clasifican la dependencia emocional en tres tipos:

  • Convencional o estándar: son personas subordinadas y sumisas, hace lo que el otro le diga, acepta humillaciones y pide perdón.
  • Oscilación vinculatoria: se presentan las características de dependencia emocional solo un periodo de tiempo, la persona evita tener una pareja después de haber pasado la época de la dependencia, se repite el ciclo dependencia-evitación.
  • Dominante: Implanta temor a la pareja para que no lo abandone, domina a la pareja mediante menosprecio, explotación e imposición, tiene el poder dentro de la relación de pareja.

Como parte de las características que presentan las personas dependientes emocionalmente en su forma estándar encontramos al autoengaño en cuanto a la conciencia del problema y a la toma de soluciones respecto a este, relaciones afectivas conflictivas, pensamientos fantasiosos en cuanto a la relación, creencias irracionales y expectativas altas sobre la relación y la persona, distorsiones cognitivas y percepciones inadecuadas en cuanto a la forma de vida con esa persona, demandas afectivas constantes hacia los demás, afectos desequilibrados y asimétricos entre los miembros de la relación, subordinación emocional, necesidad del otro, en su historia familiar o de relaciones es frecuente encontrar maltrato emocional y/o físico, aislamiento social, apego excesivo a la persona, priorización del otro, disminución en la necesidad del otro pero sin incidencia en su felicidad, miedo constante a la ruptura o al abandono, necesidad de aprobación, falta de asertividad, autoestima y autoconcepto pobre, estado de ánimo disfórico (tristeza, irritabilidad), algunos presentan adicción a alguna sustancia nociva para la salud como las drogas, el alcohol y en menor caso al juego (Moral, Sirvent, 2012; Castelló, 2000, 2005, 2006, 2007) .

En cuanto al tipo dependiente emocional dominante tenemos que son personas normalmente explotadoras principalmente con la pareja, son narcisistas, se muestran encantadores y amables en un inicio para después volverse autodestructivos, tienen una autoestima más elevada que el dependiente estándar, son inestables emocionalmente, dominantes, manipuladores y controladores con su pareja, existe poca o nula empatía y afecto hacia esta, hay hostilidad, ambivalencia emocional hacia las personas, el establecimiento de sus relaciones se da desde una posición de superioridad sobre su pareja, no son capaces de romper la relación, hay una utilización de la pareja para la satisfacción de sus propias necesidades, tienden a humillar e incluso agredir verbal y físicamente a su pareja, así mismo es muy común que se den celos patológicos y sentimientos de posesión total hacia la otra persona, y al igual que el dependiente estándar es común encontrar en su historia de vida maltrato o abandono por parte de miembros significativos (Castelló, 2000, 2005, 2006).

Castelló (2002) describe algunas características de las personas con dependencia emocional:

  • Necesitan excesivamente de la aprobación de los demás; buscan por todos los medios caer bien y a medida que el vínculo es más fuerte la necesidad aumenta. El extremo de esta necesidad lleva al individuo en ocasiones rumiaciones sobre su aceptación en determinado grupo, necesita atención y afecto.
  • Gustan de relaciones exclusivas y parasitarias; la necesidad excesiva de la pareja se presenta como en las adicciones lo que genera rupturas de relación y estados de enojo y conflicto; el dependiente quiere disponer continuamente de la otra persona, este comportamiento es compatible con el apego ansioso. Debemos tener en cuenta que estas personas buscan cubrir su necesidad de afecto y no están motivados por la posesión de la pareja. (Castelló, 2002)
  • Déficit de habilidades sociales; no desarrollan una adecuado comportamiento asertivo y falta de empatía hacia la otra persona.
  • Autoestima; las personas dependientes emocionalmente no se valoran ni respetan así mismos por que no han sido ni queridos ni valorados por las personas significativas de su vida. El pobre concepto que tienen de ellas mismas es debido a la postura de minusvalía que adoptan en las relaciones. Zurof (1994, citado en Castelló, 2002).
  • Estado de ánimo y comorbilidad; son personas con un estado de ánimo medio disforico y tendencias a sufrir preocupaciones y la comorbilidad esta en relación con los trastornos depresivos y por ansiedad y en menor medida con trastornos de personalidad (Castelló, 2002).
  • Elección de objeto; hace referencia a los rasgos que busca una persona para vincularse con ella y suelen vincularse al contexto de las relaciones amorosas. Las parejas que buscan los dependientes emocionalmente tienen las siguientes características:

a) Reúnen condiciones para ser idealizados

b) Son narcisistas y explotadores

c) Buscan una posición dominante en la pareja.

CRITERIOS PARA DELIMITACIÓN DIAGNÓSTICA

Al hablar de diagnóstico, encontramos que propiamente la dependencia emocional no se encuentra presente en ninguna clasificación de trastornos mentales ni en ningún manual de trastornos como el DSM-IV o el CIE-10.

Castelló (2005), propone la creación en el DSM de una categoría nueva que incluya a la Dependencia Emocional dentro de los trastornos de la personalidad.

Ésta sería denominada “Trastorno de la Personalidad por Necesidades Emocionales”. No se emplearía el término “dependencia” para evitar confusiones con el “Trastorno de la Personalidad por Dependencia”.

Propone criterios diagnósticos para este trastorno, la propuesta concreta es la siguiente:

Si la personas presenta cinco (o más) de los siguientes ítems:

1. Búsqueda continua de relaciones de pareja, planteándose la vida siempre al lado de alguien.

2. Necesidad excesiva de la pareja, que deriva en contactos muy frecuentes y a veces inapropiados (por ejemplo, llamadas telefónicas continuas mientras la pareja está en una reunión de trabajo), y que no se debe a dificultades cotidianas, toma de decisiones o asunción de responsabilidades.

3. Elección frecuente de parejas egoístas, presuntuosas y hostiles, a las que se idealiza con sobrevaloraciones constantes de sus cualidades o de su persona en general.

4. Subordinación a la pareja como medio de congraciarse con ella, que facilita el desequilibrio entre ambos miembros de la relación.

5. Prioridad de la relación de pareja sobre cualquier otra cosa, que puede ocasionar una desatención prolongada de aspectos importantes del sujeto como su familia, su trabajo o sus propias necesidades.

6. Miedo atroz a la ruptura de la pareja aunque la relación sea desastrosa, con intentos frenéticos de reanudarla si finalmente se rompe.

7. Autoestima muy baja, con menosprecio de las cualidades personales o minusvaloración global del sujeto como persona.

8. Miedo e intolerancia a la soledad.

9. Necesidad excesiva de agradar a las personas, con preocupaciones continúas sobre la propia apariencia física o sobre la impresión que ha generado en ellas.

Debido a ciertas similitudes que comparten con la dependencia emocional, los conceptos que se definen a continuación son confundidos y empleados de forma incorrecta, incluso entre los propios profesionales que atienden en su consulta a los pacientes. No obstante, son diferentes y hay que saber discriminarlos para poder tratarlos de forma correcta:

Apego Ansioso: El apego ansioso o ansiedad de separación se ha relacionado con psicopatologías adultas como la depresión y la agorafobia, e indirectamente con el comportamiento violento o antisocial. Las similitudes de este concepto con la dependencia emocional son evidentes; de hecho, en ésta se presentan los tres subcomponentes fundamentales del apego ansioso: temor a la pérdida de la figura vinculada, búsqueda de proximidad, y protesta por la separación.

Las diferencias entre el apego ansioso y la dependencia emocional se basan en el enfoque excesivamente conductual del primero, es decir, en que en su conceptualización los fenómenos del apego y de la separación están desestimados afectivamente. De hecho, las referencias explícitas a las emociones se producen cuando se describe la reacción ante un apego exitoso (bienestar, alegría) o uno frustrado (ansiedad, tristeza o ira), por lo que se echa en falta una mayor relevancia del componente afectivo del vínculo. Bowlby (1993), otorga una importancia excesiva a una separación puntual o al recuerdo de amenazas de abandono, y sin duda la tienen, pero sólo si son un aspecto más de unas relaciones familiares perturbadas o insatisfactorias.

Autores como M.Rutter (1990), han expuesto muy acertadamente que lo patógeno no es en sí una separación temporal, sino la pérdida de vínculos afectivos creados, y mucho más cuando no hay oportunidad para crear otros nuevos o se producen situaciones de indefensión (peligros, soledad, entorno desconocido). El mencionado autor llegó a la conclusión fundada empíricamente de que tanto las experiencias repetidas de desamparo como la deficiente calidad de la relación previa podían ser por sí mismas determinantes de la ansiedad de que se produzca una separación, y por tanto del apego ansioso posterior. Esto explicaría las diferencias individuales en las reacciones ante la separación, observadas por el propio Bowlby (1998).

Sociotropía: Existen dos grandes tipos de estilos cognitivos en los pacientes deprimidos: uno de ellos, centrado en la dependencia interpersonal, la necesidad imperiosa de afecto, o el temor y la sobrevaloración del rechazo; el otro, más independiente y perfeccionista, con rumiaciones sobre el fracaso o la inutilidad. Al primero de los estilos cognitivos se le denominó “sociotropía” y al segundo “autonomía”, pasando después a considerarse como rasgos de personalidad predisponentes a la depresión, que interactuaban con eventos vitales que los pacientes percibían como estresantes de acuerdo con sus creencias, y que poseían perfiles sintomatológicos diferentes.

En la sociotropía, los acontecimientos desencadenantes estarían más ligados al rechazo, y en la autonomía a los logros personales. Podemos afirmar que la sociotropía ha tenido más aceptación y evidencia empírica favorable que la autonomía, encontrándose en este constructo hallazgos contradictorios sobre su validez. Sin duda, la sociotropía es uno de los conceptos más parecidos a la dependencia emocional. Los lamentos y las creencias subyacentes en un caso de depresión sociotrópica son fieles exponentes del sufrimiento que puede llegar a padecer un dependiente emocional, hasta el punto que podemos hablar de conceptos solapados.

La dependencia emocional, no podemos considerarla únicamente como un rasgo de personalidad que predispone a la depresión. Un concepto que ha de tener relevancia propia no debe estar subordinado a otro; sería como concebir a la evitación solamente como un rasgo que predispone a padecer ciertos trastornos de ansiedad. Situar un rasgo de personalidad en la perspectiva de la depresión trae como consecuencia descuidar su existencia en pacientes asintomáticos, al margen de que el término “dependencia emocional” sea mucho más adecuado que el de “sociotropía” para referirse a los componentes fundamentales de necesidad y anhelo profundo. Castelló (2001).

Personalidad autodestructiva: Actualmente este concepto, se considera como un trastorno de la personalidad, caracterizado por: mantenimiento de relaciones interpersonales de subordinación; rechazo de ayuda o elogios; estado de ánimo ansioso; minusvaloración de los logros; tendencia a emparejarse con personas explotadoras; escasa evitación del dolor; asunción del papel de víctima; etc. Además, poseen escasas habilidades sociales como el asertividad, tienden a padecer trastornos depresivos, además, su autoestima es muy baja, y apenas experimentan placer en sus vidas.

La característica más similar de este concepto con la dependencia emocional es, sin duda, el interpersonal, puesto que, La descripción de las relaciones de sumisión que llevan a cabo, el anhelo por preservarlas a cualquier coste, o el emparejamiento con personas narcisistas y explotadoras, son también la esencia de la dependencia emocional, que, ciertamente, es autodestructiva.

Por otro lado, la diferencia más fundamental, es de perspectiva. Se han postulado numerosas hipótesis para explicar este comportamiento, desde las psicoanalíticas tradicionales sobre la génesis del masoquismo, hasta otras más modernas de diversa procedencia teórica. Desde el punto de vista del conductismo se ha afirmado que el comportamiento autodestructivo pudo haber sido reforzado con cuidados y atención en la historia de las personas que lo padecen, pero se ha encontrado que es más bien todo lo contrario: cuando estas personas estaban enfermas recibían una mayor desatención, inconsistencia y falta de cariño.

Por otra parte, desde el punto de mira de la psicología, se considera que estas personas persisten en las situaciones de sufrimiento para acostumbrarse mejor al dolor, expían sus culpas por deseos no reconocidos, y asocian el sometimiento con la aceptación. Según Castelló (2001), la mayoría de las hipótesis sobre la personalidad autodestructiva, parten del supuesto de que estos sujetos son masoquistas (es decir, gozan del dolor) o por lo menos “autodestructivos”, término que continúa recordándonos su procedencia psicoanalítica y que sigue teniendo connotaciones peyorativas, como la de inculpar a la víctima.

Codependencia: Este concepto, un tanto impreciso, se creó para dar cuenta de las diversas perturbaciones emocionales que ocurrían en las parejas de personas con trastornos relacionados con sustancias. Aunque no se puede definir claramente un patrón de personalidad codependiente, sí existen ciertas características identificativas de estas personas: se obsesionan y preocupan más del trastorno relacionado con sustancias –generalmente alcoholismo y toxicomanías- que la propia persona que lo padece, con la consiguiente necesidad de control de su comportamiento presentan una gran comorbilidad con trastornos del eje; se descuidan o autoanulan; tienen baja autoconfianza y autoestima; y se involucran continuamente en relaciones de pareja dañinas y abusivas. Los paralelismos con la dependencia emocional son incuestionables: baja autoestima, subordinación, desarrollo de relaciones interpersonales destructivas, temor al abandono, o falta de límites del ego. No obstante, analizando más en profundidad este concepto, surgen algunas discrepancias.

La primera es de perspectiva, y es que la codependencia está condicionada por otra persona, generalmente un alcohólico o un toxicómano, aunque también se haya extrapolado este concepto a otras situaciones como la convivencia con enfermos crónicos. Los dependientes emocionales no están vinculados necesariamente con personas que sufran enfermedades o condiciones estresantes crónicas como las mencionadas, e incluso pueden estar solos. El concepto de codependencia se sitúa en la perspectiva de los trastornos relacionados con sustancias.

La segunda diferencia es de contenido. Aunque, como hemos dicho, no podemos configurar un patrón homogéneo de la personalidad de los codependientes, sí es frecuente en ellos la autoanulación para entregarse y cuidar a la persona con problemas. Ciertamente, un dependiente emocional puede realizar los mismos actos, pero con una diferencia notable de fondo: lo hará únicamente para asegurarse la preservación de la relación, y no por esa continua entrega y preocupación por el otro que caracteriza a los codependientes. Castelló (2001).

Adicción al amor: conceptualmente, podemos confrontar la adicción amorosa con la dependencia emocional. Se trata de una de las nuevas “adicciones sin sustancias”, aunque es posiblemente tan antigua como el propio ser humano. Algunos trabajos han estudiado este fenómeno comparándolo con el modelo tradicional de los trastornos relacionados con sustancias encontrando numerosas coincidencias que han justificado su denominación de “adicción”: necesidad irresistible (“craving”) de tener pareja y de estar con ella; priorización de la persona objeto de la adicción con respecto a cualquier otra actividad; preocupación constante por acceder a ella en caso de no encontrarse presente (“dependencia”); sufrimiento que puede ser devastador en caso de ruptura (“abstinencia”), con episodios depresivos o ansiosos, pérdida aún mayor de autoestima, hostilidad, sensación de fracaso, etc.; y utilización de la adicción para compensar necesidades psicológicas.

La equivalencia de contenido con la dependencia emocional es total. No podemos afirmar lo mismo en el caso de la perspectiva de ambos conceptos, y es que en la adicción amorosa el punto de vista se focaliza en las relaciones interpersonales, es decir, en la existencia de una dependencia real hacia un objeto de adicción: la pareja. En este momento, reiteramos lo expuesto en la revisión de la codependencia, y es que el dependiente emocional no necesariamente tiene que estar involucrado en una relación para serlo. Podemos clarificar esta matización manifestando que el dependiente emocional puede estar “asintomático” -entendiendo la adicción como el síntoma- pero por supuesto continuar siéndolo, y que sólo se convertirá en un adicto al amor cuando esté involucrado en una de sus numerosas relaciones destructivas.

Esta diferencia de perspectiva es fundamental, porque si se nos presenta en la consulta una persona con tendencia a ser “adicta al amor” pero que actualmente se encuentra sola, quizá pensemos que nos baste con una prevención de recaídas dentro de un planteamiento cognitivo-conductual; mientras que si entendemos al paciente como a un dependiente emocional, enfocaremos la intervención en la comprensión y reestructuración de su personalidad, utilizando técnicas interpersonales, psicodinámicas, o de reestructuración cognitiva sobre sus creencias nucleares. Castelló (2001).

Bidependencia o doble dependencia: la persona presenta dos dependencias simultáneas. Por ejemplo, a la pareja y a las sustancias tóxicas.

Dependencia instrumental: La dependencia se produce en el ámbito económico o material, no en el de los afectos.

Trastorno por dependencia: Necesidad excesiva de cuidado y protección en varios contextos. Su necesidad no se circunscribe exclusivamente al ámbito de las relaciones de pareja, pudiendo depender de varias personas significativas. Presentan características comunes con la dependencia emocional tales como: comportamientos de sumisión y subordinación, miedo a la soledad y al abandono, adopción de una posición inferior en las relaciones, y pueden soportar maltrato físico o verbal, con tal de seguir dependiendo de las personas. Pero en su caso, esto se debe a que son personas poco autónomas, que se sienten incapaces de valerse por sí mismas en la vida cotidiana.

Necesitan estar sobreprotegidos y con una ayuda constante de los demás para tomar decisiones y asumir sus responsabilidades. Carecen de iniciativa y son dóciles. La diferencia fundamental radica en lo siguiente:

En el trastorno por dependencia: se tiene una personalidad dependiente, y falta de funcionalidad de manera independiente.

En la dependencia emocional: se depende de la pareja para cubrir carencias afectivas. Salud física y/o mental. Pese al malestar y al sufrimiento que la relación les cause se sienten incapaces de dejarla, siendo los intentos nulos o fútiles.

ETIOLOGÍA

Castelló, J. (2005), enumera cuatro factores como causa del problema:

a) Carencias afectivas tempranas: La ausencia notable de estímulos como valoración, respeto, elogios, abrazos y besos por parte de personas significativas le impulsa a creer que merece el abandono emocional y que ese desequilibrio es normal.

b) Foco en fuentes externas de autoestima: En algunos casos, idealizar al otro se convierte en la compensación afectiva de la balanza desequilibrada en la niñez, y deriva en una búsqueda de atención desesperada que se consolida en la adultez.

c) Factores biológicos: La dependencia emocional puede cursar si hay historia de adicciones o alcoholismo en la familia. Disfunciones neurológicas que predispongan a depresión, ansiedad o estrés crónico pueden también incidir en la aparición y desarrollo del problema.

Entre los factores biológicos causales de la Dependencia Emocional tenemos el género cuando se combina con otros factores. Por un lado, el varón evidencia mayor facilidad para desvincularse afectivamente en circunstancias adversas. Esto no sucede con la mujer, con mayor frecuencia ella tendrá problemas para lograr desvincularse, a pesar de padecer carencias afectivas. Esto contribuye a la aparición de Dependencia Emocional.

Otro factor que desempeña un rol importante en la formación de la Dependencia Emocional, es el temperamento y la dotación genética. Hay personas que evidencian mayor predisposición que otras a preservar la vinculación afectiva aun en circunstancias desfavorables, quienes tendrán mayores posibilidades de desarrollar una Dependencia Emocional.

También los factores biológicos que son propios de los trastornos del estado de ánimo, son causales de la Dependencia Emocional. Especialmente de los de sintomatología ansioso-depresiva. Ya sea por una posible predisposición genética, debido a antecedentes familiares de padecimiento de este tipo de psicopatologías, o como una respuesta a un ambiente que se caracteriza por estrés e insatisfacción crónica.

d) Factores culturales y de género: Patrones educativos y sociales estrictos pueden favorecer la orientación femenina hacia la vida en pareja y hacerla más propensa a asumir vínculos de entrega incondicional, incluso en circunstancias desfavorables”.

Por influencia de la cultura los varones y mujeres interiorizan roles determinados, en nuestra cultura, al varón se le atribuye un rol individualista, agresivo, competitivo y poco afectivo; mientras a la mujer se le asigna un rol comprensivo, con una mayor empatía y tendencia al cuidado. El prejuicio que existe es que la mujer es la más interesada en la pareja, mientras el varón busca básicamente sexo y siente fobia al compromiso. Esto se les inculca desde pequeños y se evidencia en los juegos que desempeñan los niños y las niñas. Estos prejuicios, ciertos o no, influyen en nuestro comportamiento.

En culturas más machistas las diferencias son aún mayores, encontrando mujeres que se someten incondicionalmente al marido y donde éste es lo único importante, suponiendo ser superior.

Se deduce que la mujer, en cuanto al género y las influencias socioculturales son las que tienen mayor posibilidad de ser dependientes emocionales. Pero esto no es suficiente, debe estar combinado con los otros factores. También hay sociedades más individualistas, con una menor cohesión social y una mayor autoestima en sus miembros, en las que habrá menor incidencia de Dependencia Emocional.

Evidentemente, la familia, la escuela, y otros entornos igual de concretos influirán a favor o en contra de las tendencias socioculturales. Cada uno recibe estas influencias en grados y maneras diferentes, que puede asumir o ser crítico de ellas.

NIVELES DE SEVERIDAD

ECUANIMIDAD

NIVELES DE SEVERIDAD

(Dependencia Emocional)


ÁREAS PSICOLÓGICAS

NIVEL 1

NIVEL 2

NIVEL 3

NIVEL 4

NIVEL 5

SALUD CORPORAL

Lleva acabo diversas acciones preventivas para mantener una excelente salud física.

Cuida su salud física y Participa en algunas campañas de prevención y tratamiento de algunas enfermedades en el ámbito escolar o laboral.

Tiene actividades para mantener buena salud corporal y dedica tiempo para realizar actividades benéficas para la salud física de personas de su comunidad.

Mantiene su salud corporal en buen estado realizando algunas actividades que beneficien a grupos fuera de su comunidad.

Su salud física se mantiene en estado óptimo lo que le permite participar en campañas de salud a nivel masivo.

FAMILIA

Convive con su familia y asiste a todas las reuniones y eventos familiares.

Participa frecuentemente de manera activa en reuniones familiares.

Tiene buenas relaciones con sus familiares y participa en reuniones y convivios.

Convive con su familia de manera plena y armoniosa.

Realiza diversas actividades junto a su familia, incluso en viajes o vacaciones.

PAREJA

Tiene una relación de pareja respetuosa y asertiva, basada en la comprensión mutua.

Su relación de pareja participativa basada en el respeto y en la empatía de ambos.

Su relación de pareja se mantiene en armonía por medio del dialogo constante.

Convive con su pareja dialogando razonablemente sus discrepancias y sus puntos de mejora.

Unifica criterios con su pareja llegando a tener acuerdos de manera conjunta, cede en algunos aspectos aunque no esté de acuerdo.

AMISTADES

Tiene una excelente relación de amistad y empatía con personas de su círculo social.

Participa muy frecuente mente en diversos eventos y reuniones con sus amistades.

Da y recibe apoyo de sus amistades cuando las circunstancias así lo requieren

Participa en diferentes eventos con amistades intercambiando puntos de vista de manera respetuosa.

Se reúne con diferentes tipos de amistades respetando la idiosincrasia de cada uno de ellos.

ESCUELA

Asiste a la escuela con excelente desempeño y resultados tanto individualmente como en trabajos de equipo.

Mantiene muy buena motivación para realizar sus trabajos escolares individual y en equipo.

Da y recibe apoyo de sus compañeros para tener mejor aprendizaje buenas calificaciones por su desempeño.

Tiene buena capacidad para adaptarse a las diferentes formas de aprendizaje y métodos pedagógicos en la escuela.

Se adapta a diferentes estilos de aprendizaje y cuenta con el reconocimiento de profesores y compañeros de escuela por su participación activa en diferentes eventos escolares.

TRABAJO-ECONOMÍA

Sus resultados laborales individualmente y en equipo son satisfactorios y su economía le permite poder adquisitivo para tener buena calidad de vida

Tiene buen desempeño en el trabajo de manera individual y se integra adecuadamente con su equipo de trabajo, tiene una economía desahogada.

Se desempeña adecuadamente en su trabajo cumpliendo con los objetivos requeridos y apoyando a sus compañeros, su economía se mantiene en buen nivel.

Mantiene un adecuado desempeño laboral participando en proyectos con sus compañeros de trabajo, su economía se mantiene estable.

Tiene buen desempeño cumpliendo con sus objetivos de trabajo individualmente y con los objetivos de la empresa, mantiene una buena economía.

PERSONALIDAD

Eufórica

Motivada

Alegre

sociable

Eufórica moderada,

Motivada

Sociable

Alegre

Motivada

Alegre

Sociable

Sociable

Optimista

Ecuánime

Ecuánime

Sociable moderada

ANHELOS Y/O FANTASIAS

Empieza a considerar a su pareja para realizar algunos anhelos y fantasías

Desea realizar sus anhelos y fantasías junto a su pareja.

Realiza algún anhelo y fantasías al lado de su pareja.

Incluye a su pareja con mayor frecuencia en sus anhelos y fantasías.

Para realizar sus anhelos y fantasías siempre considera que sea al lado de su pareja.

ACTIVIDADES, SITUACIONES

Y PERSONAS AGRADABLES

Participa muy activamente en actividades agradables considerando incluir a su pareja

Asiste a eventos y reuniones sociales agradables e incluye a su pareja ocasionalmente

Considera a su pareja para que asistan a realizar actividades y eventos con personas afines.

Junto con su pareja participa en eventos agradables con personas de su comunidad.

Incluye a su pareja en la mayor parte de actividades agradables donde participa.

NEUROSIS

NIVELES DE SEVERIDAD

(Dependencia Emocional) SUBORDINACIÓN


ÁREAS PSICOLÓGICAS

NIVEL 1

NIVEL 2

NIVEL 3

NIVEL 4

NIVEL 5

SALUD CORPORAL

Empieza a sentir algunos malestares corporales como insomnio y momentos ansiosos cuando no está con su pareja,

Empieza a mostrar estados de ansiedad y descontento cuando percibe que no es tomada en cuenta por su pareja.

Manifiesta dolor de cabeza, desgaste y fatiga con agotamiento por el tiempo y atenciones dedicados a su pareja.

Empieza a manifestar temblores, náuseas e insomnio cuando no está su pareja

Presenta problemas de salud como dolores de cabeza y musculares, presión baja, fatiga, mareos, problemas gastrointestinales, cuando no está con su pareja

FAMILIA

Empieza a manifestar descontento en reuniones con su familia al no poder atender su relación de pareja.

Le dedica mayor cantidad de tiempo a atender su relación de pareja que a estar con su familia

Sus relaciones familiares pasan a segundo término dando prioridad a su relación de pareja.

Se disgusta con su familia y deja de asistir a reuniones familiares por estar más tiempo al lado de su pareja.

Tiene discusiones con su familia por causa de las atenciones excesivas que le brinda a su pareja.

PAREJA

Siente admiración exacerbada por su pareja y empieza a someterse a lo que su pareja le impone.

Empieza a idealizar a su pareja y trata de estar más tiempo con ella aunque haya inconformidades, discusiones y desacuerdos.

Imagina que su pareja tiene muchas cualidades y resiste algunos maltratos físicos y psicológicos.

Su pareja se vuelve el centro prioritario de su interés tolerando maltratos físicos, psicológicos, emociónale y sexuales demandado exceso de atenciones.

Asume el sistema de creencias de su pareja, le tolera maltratos físicos, psicológicos, emocionales y sexuales, tratando de complacerla de sobre manera, manifiesta miedo al abandono y demanda excesiva de atenciones.

AMISTADES

Deja de frecuentar a algunas amistades por atender su relación de pareja

Empieza a mermar sus relaciones de amistad y más si a su pareja no le caen bien.

Cada vez tiene menos amistades porque su relación de pareja es cada vez más absorbente

Empieza a mostrar déficit de habilidades sociales dándole prioridad a su pareja.

Le da todas las atenciones necesarias a su pareja y trata de complacerla en todo, desvinculándose de la mayoría de sus amistades.

ESCUELA

Empieza a manifestar pensamientos obsesivos e inquietud por no estar con su pareja, por tener que atender asuntos escolares.

Muestra enojo por tener que asistir a la escuela y hacer tareas escolares y no poder estar con su pareja.

Empieza con desconcentración y bajo rendimiento escolar por no poder estar más tiempo con su pareja

Los asuntos escolares pasan a segundo término, baja su rendimiento por dedicarle mayor tiempo a su pareja.

Empieza a llegar tarde y a faltar a la escuela, baja su rendimiento de manera considerable por atender asuntos relacionados con su pareja.

TRABAJO-ECONOMÍA

Empieza a sentir deseos de estar con su pareja cuando está en su trabajo. A veces no le alcanza el dinero para darle alguna satisfacción o regalo a su pareja.

Tiene deseos de estar con su pareja, y no se concentra en las actividades que realiza en su trabajo, afectando negativamente su desempeño laboral, su economía se va mermando por los gastos que le genera su relación de pareja.

Le hace llamadas telefónicas a su pareja en diversas horas durante el horario de trabajo, interrumpe actividades laborales de su pareja y de sí misma. Su economía decrecer por los gastos que implica su relación de pareja.

Padece falta de concentración en sus actividades laborales a consecuencia de estar pensando obsesivamente en su pareja, su economía se ve cada vez más limitada a causa de los gastos excesivos en su pareja

La persona está en riesgo de perder su trabajo dar escasos resultados y cometiendo gran cantidad de errores, por pensar de manera recurrente en su pareja, su economía se vuelve precaria por tratar de complacer a su pareja.

PERSONALIDAD

Sumisa

ansiosa

Sumisa

Ansiosa

Obediente

Dócil

insegura

Sumisa

Ansiosa

Inquieta

Nerviosa

Insegura

Demandante

Impulsiva

Ansiosa

Introvertida

Ensimismada

Insegura

Inestable

Demandante

Impulsiva

Ansiosa

desconcentrada introvertida

Inestable

Ensimismada

Demandante

ANHELOS Y/O FANTASIAS

Empieza a considerar de manera prioritaria a su pareja en realizar sus anhelos fantasías.

Incluye de sobremanera a su pareja en realizar sus en sus anhelos y fantasías

Considera realizar sus anhelos y fantasías junto a su pareja de por vida.

Fantasea que ha encontrado el amor eterno y Trata de realizar sus anhelos considerando casi para todo a su pareja.

Imagina que las únicas perspectivas de vida son estar con su pareja realizando sus anhelos y fantasías

ACTIVIDADES, SITUACIONES

Y PERSONAS AGRADABLES

Muestra enojo o molestia si su pareja no puede asistir a reuniones o eventos que considera agradables

Manifiesta algunos episodios de ansiedad al asistir sin su pareja a eventos con personas agradables

Sus estados de ansiedad cada vez son más frecuentes por no asistir con su pareja a eventos con personas afines

Considera asistir a eventos y reuniones solo si asiste junto con su pareja

La totalidad de sus actividades las realiza junto a su pareja desligándose de asistir a otros eventos con otras personas de su círculo social.

PSICOSIS

NIVELES DE SEVERIDAD

(Dependencia Emocional) DETERIORO


ÁREAS PSICOLÓGICAS

NIVEL 1

NIVEL 2

NIVEL 3

NIVEL 4

NIVEL 5

SALUD CORPORAL

Presenta estados de ansiedad, desorden conductual y de ideas, pensamientos obsesivos, insomnios ocasionales y posibles alucinaciones.

Padece Insomnio problemas gastrointestinales y de ansiedad. Alucinaciones esporádicas.

Alucinaciones frecuentes, probable alteración de ciclos circadianos, problemas de concentración, ansiedad e incertidumbre, posibilidad de problemas en aparato digestivo. Probabilidad de vértigos, mareo y debilidad corporal.

Padece alucinaciones cada vez mas frecuentes, lo que altera de manera significativa su calidad de vida y estados emocionales y psicológicos, falta de concentración, insomnio severo, dolor de cabeza.

Perdida de contacto con la realidad casi en todo momento, presenta delirios, alucinaciones deterioro físico, insomnio y enfermedades del sistema digestivo, cansancio, debilidad generalizada.

FAMILIA

Sus relaciones familiares se deterioran a causa de posibles alucinaciones.

Padece episodios de alucinaciones que impiden el contacto familiar frecuente.

Poco contacto familiar a causa de alucinaciones.

Sus alucinaciones son cada vez de mayor intensidad y duración, provocando escaso contacto con su familia.

Padece alucinaciones casi todo el tiempo, lo cual puede ser de alto riesgo para cualquier persona o familia.

PAREJA

Pensamientos obsesivos de posesión control y celos extremos hacia su pareja además de posibles alucinaciones, lo cual empiezan a disminuir el contacto con su pareja.

Alucinaciones ocasionales provocan dificultad para tener contacto con su pareja.

Sus frecuentes alucinaciones acentúan escaso contacto y una mala relación con su pareja.

Padece alucinaciones cada vez con mayor frecuencia, lo cual ocasiona escaso contacto con su pareja.

Prácticamente todo el tiempo vive en sus alucinaciones, se convierte en un peligro para su pareja.

AMISTADES

Ideación confusa y obsesiva conductas compulsivas, posibles alucinaciones por desear estar con su pareja, ocasionan poco contacto con amistades.

Alucinaciones ocasionales van mermando el contacto con sus amistades

Tiene alucinaciones la mitad del tiempo, lo que ocasiona escaso contacto con sus amistades

Alucinaciones la mayor parte de tiempo, lo que provoca ser un peligro para sus amistades

Prácticamente alucina todo el tiempo, por lo cual se considera muy peligroso para sus amistades.

ESCUELA

Empieza a manifestar ideas confusas, posibles alucinaciones y pensamientos obsesivos de estar más tiempo con su pareja, ocasionándole falta de capacidad para asistir al ámbito escolar.

Sus estados negativos, alucinaciones ocasionales, sus ideas confusas lo vuelven incapaz de asistir a cumplir con sus compromisos escolares.

Disfuncional

Disfuncional

Disfuncional

TRABAJO-ECONOMÍA

Su confusión de ideas y posibles alucinaciones merman su capacidad para realizar actividades en su trabajo.

Sus ideas confusas y sus alucinaciones ocasionales provocan incapacidad para cumplir con tareas laborales.

Disfuncional

Disfuncional

Disfuncional

PERSONALIDAD

Sensible

Ansiosa

Depresiva

Sensible

Ansiosa

Depresiva

Hostil

Obsesiva

Compulsiva

Paranoide

Psicótica

Fóbica

Ansiosa

Depresiva

Hostil

Paranoide

Psicótica

Fóbica

Obsesiva

Compulsiva

Sensible

Ansiosa

Depresiva

Hostil

Paranoide

Psicótica

Fóbica

Obsesiva

Compulsiva

Sensible

Ansiosa

Depresiva

Hostil

ANHELOS Y/O FANTASIAS

Posibles alucinaciones, anhela y fantasea que está siempre al lado de su pareja

Empieza a padecer alucinaciones y en sus momentos de lucidez tiene anhelos y fantasías que giran en torno a su pareja de manera única y exclusiva

La mitad del tiempo padece alucinaciones y el tiempo restante fantasea y anhela estar siempre con su pareja.

La mayor parte del tiempo padece alucinaciones, el tiempo restante anhela y fantasea estar siempre con su pareja.

Prácticamente alucina todo el tiempo por lo cual no manifiesta anhelos y fantasías.

ACTIVIDADES, SITUACIONES

Y PERSONAS AGRADABLES

Sus estados negativos y posibles alucinaciones le provocan tener menor contacto en actividades con personas afines y se incrementan sus deseos de estar con su pareja

Sus alucinaciones ocasionales y demandas excesivas hacia su pareja durante sus momentos de lucidez van mermando sus actividades con personas agradables.

La mitad del tiempo padece alucinaciones, por lo que tiene escasa o nula participación en actividades agradables.

La mayor parte del tiempo padece alucinaciones, no participa en actividades con personas.

Todo el tiempo padece alucinaciones, por lo cual pierde la capacidad de realizar actividades y actos racionales.

EJEMPLOS DE CASOS

Caso 1. Después de varias relaciones de pareja, el cantante Frank Sinatra sostuvo una relación de pareja de dependencia emocional con la actriz Ava Gardner que también había tenido varias relaciones de pareja, durante su relación, que tuvo una duración de 4 años, se pueden observar: estados de ansiedad, pensamientos obsesivos, sentimientos de posesión, control, celos, chantaje emocional, demanda de atención excesiva, odio e intentos de suicidio en dos ocasiones después de una discusión de pareja y separación temporal por parte del cantante, se divorciaron en 1953 y Ava comenzó una nueva vida en Madrid de libertinaje con varias parejas.

Tras cuatro meses oficialmente separados, Sinatra no pudo tolerar la idea de una ausencia definitiva y tomó un avión a Madrid, Ava le comento que había iniciado otra relación de pareja, Sinatra reaccionó de manera agresiva violenta, destrozando el mobiliario.

En este caso podemos observar que el tipo de dependencia emocional que manifestó Frank Sinatra durante esta relación es de tipo de dependencia estándar y la actriz Ava Gardner tenía una dependencia de tipo dominante. Se puede decir que ambos manifestaron neurosis nivel 5. (Asume el sistema de creencias de su pareja, le tolera maltratos físicos, psicológicos, emocionales y sexuales, tratando de complacerla de sobre manera, manifiesta miedo al abandono y demanda excesiva de atenciones).

Caso 2. Marilyn Monroe tubo una larga lista de parejas sentimentales (3 esposos y múltiples amantes), en la mayoría de sus relaciones de pareja se observaron diversos síntomas de dependencia emocional como son: una continua búsqueda de parejas, aunque sus relaciones anteriores hayan sido destructivas, sumisión en las diferentes relaciones, busque da de relaciones protectoras, chantajes emocionales, baja autoestima, sentimiento de minusvalía y subordinación ante sus parejas, personalidad neurótica, depresiva y obsesiva que revelaba carencias de afecto en su niñez y primera juventud que afectaban a su trabajo: llegaba tarde a los rodajes, manifestaba ataques de pánico o bien, conductas impulsivas súbitas. Se puede observar neurosis nivel 4. (Su pareja se vuelve el centro prioritario de su interés tolerando maltratos físicos, psicológicos, emociónale y sexuales demandado exceso de atenciones).

RECOMENDACIONES PARA EL TRATAMIENTO

Se propone una intervención terapéutica basada en la teoría de la praxis de 10 sesiones iniciales que se describen en el cuadro de abajo, con sesiones semanales de 90 minutos.

La duración del tratamiento se establece de acuerdo al avance del paciente.

Las técnicas y test recomendadas pueden ser aplicada a criterio del terapeuta de manera flexible, según sea su plan de tratamiento.

La planeación e intervención a partir de la sesión número 11 queda a consideración y criterio del terapeuta tomando en cuenta los resultados de las pruebas o test psicológicos aplicados y del avance observado.

Las sesiones de seguimiento pueden espaciarse a periodos de una sesión cada 15 días, una sesión por mes o una sesión cada tres meses según el avance o estado del paciente.




Objetivo de la

Sesión.

Técnicas sugeridas para ser aplicadas en sesión.

Propósitos de acción del paciente.

Sesión 1

a) Captar con claridad por qué el paciente está solicitando el servicio psicoterapéutico en el contexto de su situación psicológica.

b) Determinar cuáles fueron las causas históricas que generaron y derivaron en la situación que preocupa al paciente.

c) Establecer cuáles son las causas actuales que mantienen la dinámica que está viviendo.

d) Cuál puede ser la evolución del caso si no recibe atención psicoterapéutica.

e) Cuál puede ser el pronóstico del caso a través del tratamiento psicoterapéutico.

f) Intervención inicial para combatir las causas mencionadas en los incisos b y c y generar acciones dirigidas a alcanzar los criterios de salud psicológica más importantes para el caso.

Definir propósitos personales y establecer fechas de compromiso.


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Entrevista clínica inicial basada en la teoría de la praxis.


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  • Hacer el ejercicio terapéutico número 1 para entregarlo al terapeuta en la sesión 2.

  • Empezar a realizar los propósitos personales establecidos.





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Sesión 2
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Hacer que la persona pase de un estado de tristeza, depresión, conformismo, apatía, confusión, autodevaluación o desesperación, a una cierta sensación de agrado, energía y sensación de bienestar y mayor autoestima.
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  • Revisión y explicación de cada uno de los reactivos del Ejercicio terapéutico 1.





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  • Hacer el ejercicio terapéutico número 2 para entregarlo al terapeuta en la sesión 3

  • Responder el formato de autoevaluación semanal para entregarlo al terapeuta la siguiente sesión.



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Sesión 3
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Propiciar que el paciente elija y decida cuáles son sus preferencias y prioridades sobre varios aspectos relevantes en su vida cotidiana que debe jerarquizar: personas con las que prefiere conversar, actividades que más le gustan, temas que le son más interesantes, comidas que prefiere, música favorita, películas que más le han agradado y los lugares donde más le gusta estar.
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  • Revisión y explicación de cada uno de los reactivos del Ejercicio terapéutico 2.

  • Revisión de formato de autoevaluación semanal y retroalimentación.





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  • Hacer el ejercicio terapéutico número 3 para entregarlo al terapeuta en la sesión 4

  • Responder el formato de autoevaluación semanal para entregarlo al terapeuta la siguiente sesión.

  • Hacer el ejercicio de autoevaluación psicológica mensual para revisión en sesión 4.



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Sesión 4
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Contribuir a generar y/o estructurar el proyecto personal del “paciente”. Hay personas que ya cuentan con nociones difusas de hacia dónde dirigen su vida, mientras otras prácticamente viven respondiendo a los requerimientos que se les van presentando cada día o en cada momento. Por lo mismo, estos últimos se tornan apáticos y/o impulsivos, rechazan o temen involucrarse en situaciones nuevas y se hacen dependientes de otro(s).etroalimentar al paciente sobre el avance de su padecimiento
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  • Revisión y retroalimentación de autoevaluación psicológica mensual

  • Revisión de autoevaluación semanal

  • Revisión de ejercicio terapéutico 3

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  • Hacer el ejercicio terapéutico número 4 para entregarlo al terapeuta en la sesión 5.

  • Contestar el formato de autoevaluación semanal para entregarlo al terapeuta la siguiente sesión.






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Sesión 5
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Ayudar al paciente a estructurar y afrontar con eficacia algunas emociones o situaciones típicas que pudieran obstruir los impulsos favorables a la salud psicológica y la realización de sus deseos. Así, con este Ejercicio se allanan y se abren mayores posibilidades para que el “paciente” sienta más confianza y seguridad en su “poder hacer”, al tener alternativas previstas para manejar eficazmente posibles emociones inhibidoras o desalentadoras.
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  • Revisión y explicación de cada uno de los reactivos del Ejercicio terapéutico 4.

  • Revisión de formato de autoevaluación semanal y retroalimentación.





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  • Hacer el ejercicio terapéutico número 5 para entregarlo al terapeuta en la sesión 6.

  • Contestar el formato de autoevaluación semanal para entregarlo al terapeuta la siguiente sesión.



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Sesión 6
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Motivar a las personas a ir más allá de lo inmediato y hacerle sensible a los colectivos que le corresponden, además de los grupos primario (familia) y secundario (amigos).
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  • Revisión y explicación de cada uno de los reactivos del Ejercicio terapéutico 5.

  • Revisión de formato de autoevaluación semanal y retroalimentación.



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  • Responder el formato de autoevaluación semanal para entregarlo al terapeuta la siguiente sesión.



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Sesión 7
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Seguimiento y aclaración de dudas del paciente.

Verificación del cumplimiento de propósitos personales del paciente.
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  • Revisión de formato de autoevaluación semanal y retroalimentación.

  • Revisión de avance de cumplimiento de propósitos del paciente establecidos en la sesión número1



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  • Responder el formato de autoevaluación semanal para entregarlo al terapeuta la siguiente sesión.

  • Hacer el ejercicio de autoevaluación psicológica mensual para revisión en sesión 8.



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Sesión 8
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Retroalimentar al paciente sobre el avance de su padecimiento
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  • Revisión y retroalimentación de autoevaluación psicológica mensual.

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  • Responder el formato de autoevaluación semanal para entregarlo al terapeuta la siguiente sesión.

  • Que participe en el taller de tecnología del amor con su grupo primario o con su grupo secundario



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Sesión 9
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Reforzamiento de autoestima y asertividad en el paciente.
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  • Preguntas y respuestas de sus impresiones acerca de su participación en el taller de tecnología del amor.

  • Revisión de formato de autoevaluación semanal y retroalimentación.



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  • Responder el formato de autoevaluación semanal para entregarlo al terapeuta la siguiente sesión.



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Sesión 10

Revisar estado actual del paciente para verificar su avance y prevención de recaídas.

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Se sugiere la aplicación de los siguientes test


  • H.T.P.

  • 16FP

  • RAVEN

  • TEST DE FRASES INCOMPLETAS

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  • Responder el formato de autoevaluación semanal para entregarlo al terapeuta la siguiente sesión

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Castello (2007) propone el siguiente tratamiento para la mujer dependiente emocional por áreas.

El orden de las citadas dimensiones no implica necesariamente que se trabaje con una después de haber terminado con la anterior, se puede intervenir en varias simultáneamente si el terapeuta lo considera oportuno.

DIMENSIÓN BIOLÓGICA

De las alteraciones de esta dimensión deben ocuparse los profesionales de la psiquiatría, teniendo presente que cualquier intervención de tipo biológico mejorará también el resto de las dimensiones como la cognitiva o la afectiva (por ejemplo), produciéndose este fenómeno también en sentido contrario por tratarse el ser humano de un organismo biopsicosocial. El psiquiatra también puede derivar a otro especialista si detecta que alguna enfermedad orgánica está incidiendo negativamente en el tratamiento.

En cuanto a la dependencia emocional se refiere, principalmente habrá que intervenir en la dimensión biológica si se producen comorbilidades con otros trastornos del Eje I. Dichas comorbilidades se dan más frecuentemente con patologías ansioso-depresivas, por lo que la prescripción de antidepresivos especialmente y de ansiolíticos circunstancialmente (cuidado con añadir un nuevo problema en forma de dependencia de benzodiacepinas) puede ayudarnos a mejorar el ánimo de estos sujetos y a intervenir mejor con ellos. No obstante, sabiendo que un trastorno del Eje II como la dependencia emocional está detrás de esta sintomatología, es de esperar que los psicofármacos exclusivamente no sean suficientes para ayudar a la paciente.

DIMENSIÓN PSICODINÁMICA

La dimensión psicodinámica de cualquier sujeto estudiaría cualquier tipo de proceso mental no consciente (que no significa reprimido) como los mecanismos de defensa, las estrategias de afrontamiento o las motivaciones subyacentes a algún tipo determinado de comportamiento (tales como los beneficios secundarios).

También estudiaría el origen y la evolución de las distorsiones cognitivas o de las pautas de relación interpersonales, porque nos llama la atención que desde diferentes escuelas –sobre todo la cognitiva- no se atienda a este importante fenómeno considerando las distorsiones cognitivas como algo que aparece de repente sin saber bien por qué, y que simplemente hay que erradicar.

La dimensión psicodinámica del sujeto nos recuerda que pocas cosas surgen por azar o porque sí, y en cierta medida nos obliga a comprendernos mejor a nosotros mismos, a sondear biográficamente en nuestras experiencias vitales, circunstancias y relaciones interpersonales significativas (familia, amigos, compañeros de colegio, etc.) cómo se han ido forjando rasgos de personalidad, distorsiones cognitivas, pautas de interacción disfuncionales, etc. En definitiva, atender la dimensión psicodinámica de una persona que viene a nuestra consulta es analizarla exhaustivamente, conocerla a fondo, dar una coherencia a su problemática y en general a los aspectos más relevantes de su personalidad, entender sus porqués (por qué se comporta de esa manera, por qué acostumbra a hacer tales distorsiones cognitivas, por qué se concibe de esa manera a sí misma, por qué acostumbra a tener un determinado tipo de relaciones interpersonales, etc.).

Ni que decir tiene que la dimensión psicodinámica será básica en los trastornos de la personalidad o en cualquier otro problema de carácter, y no nos olvidemos que la dependencia emocional entra en este grupo.

En muchas directrices para el tratamiento de patologías e incluso de trastornos de la personalidad se propone intervenir en el “aquí y ahora”. Yo estoy de acuerdo con esta propuesta en cuanto a que el pasado no puede ser lo prioritario en el conjunto de un tratamiento psicoterapéutico si queremos resolver problemas presentes, pero no por esto se debe menospreciar o desatender este análisis del sujeto que nos dará tanto a los terapeutas como sobre todo a los pacientes un modelo de enfermedad al que aferrarnos.

Por ejemplo, una dependiente emocional puede quererse muy poco por tener claro que es una persona que simplemente vale menos, o que no es merecedora de cariño (algo muy habitual); profundizando en su dimensión psicodinámica comprenderá que su falta de autoestima se debe más a carencias del entorno que a cualquier defecto personal. Esto por sí mismo puede modificar sustancialmente el tratamiento, aunque el autoconocimiento es insuficiente si no se acompaña de una reestructuración en las dimensiones afectadas del sujeto.

Se pretende entonces dar un modelo de enfermedad (o si lo preferís una comprensión de su problemática) a la mujer dependiente emocional, vinculando experiencias adversas con su sufrimiento actual, manifestado principalmente por la baja autoestima y el establecimiento de pautas de interacción disfuncionales como la sumisión y la idealización. No obstante, este necesario recorrido biográfico no debe despistarnos del “aquí y ahora”, ámbito fundamental del tratamiento de la dependiente emocional, por lo que no debe llevarnos mucho tiempo y limitarse a los aspectos más significativos de su vida. Normalmente, la dependiente emocional es consciente de la importancia que su infancia y juventud han tenido en su vida y en su problemática, muchísimo más cuando hablamos de dependencia emocional grave.

La comprensión de los mecanismos de defensa y cualquier otro proceso inconsciente, en caso de que se utilicen, se nos muestra como otro aspecto fundamental dentro de la mencionada dimensión psicodinámica. El bloqueo afectivo es uno de los más utilizados y aparece con relativa frecuencia, mucho más en la dependencia emocional leve o en formas atípicas incluso.

El bloqueo afectivo es una reacción más o menos pasajera que un sujeto dependiente emocional puede tener tras una ruptura, es como una “coraza” o protección caracterológica fundamentada en una mayor seriedad en las relaciones interpersonales, en evitar contactos íntimos, en no pasar de la superficialidad en las interacciones llegando incluso a la antipatía. Una de las prioridades del tratamiento es erradicar este o cualquier otro mecanismo, por lo que se propondrá de acuerdo con la paciente reducir o eliminar la “coraza”. Comenzaremos por fundamentarle adecuadamente esta medida, basándola en que procediendo de esta forma será más ella misma y dispondrá de mayor suministro y apoyo emocional. Conviene después, de acuerdo a lo expuesto en torno a proporcionar un modelo de enfermedad, encontrarle un sentido a este bloqueo afectivo. Como suele ocurrir tras relaciones amorosas rotas o frustradas, no será difícil hacerle ver a la paciente que se ha comportado de esta forma para protegerse de otro golpe emocional.

El procedimiento de erradicación del bloqueo afectivo se establecerá en forma de trabajo diario, si es necesario con ejemplos o registros escritos del mismo como forma de interiorización de un nuevo hábito y también como una autoimposición, para fijar una obligación (“hoy no he cumplimentado el registro”). Los ejemplos pueden realizarse con cualquier persona, siendo importante que la paciente reconozca cuándo y con quién lleva a cabo el bloqueo afectivo para así no utilizarlo.

Al principio puede resultar difícil, pero al encontrarse con una respuesta positiva del entorno se dan cuenta de que van por el camino correcto. Éste es un ejemplo de cómo intervenir en la dimensión psicodinámica de una mujer dependiente emocional, además de realizar un breve recorrido biográfico para dar un modelo de enfermedad, una coherencia a su vida y a su padecimiento actual.

El trabajo diario aparecerá en más ocasiones y es importante para generalizar los aprendizajes y las propuestas de la psicoterapia; de lo contrario, al tratarse de patología de la personalidad y de hábitos interiorizados de larga data, conseguiremos pocos resultados. De todo esto se desprende que la motivación de la paciente y el que esté involucrado en la terapia es trascendental para un buen proceso y desenlace de la misma.

DIMENSIÓN INTERPERSONAL

Para trabajar adecuadamente en este ámbito es preciso analizar y modificar, si corresponde, las relaciones significativas actuales de la paciente. Partimos de la base de que se ha realizado ya un trabajo en su dimensión psicodinámica para comprender el proceso de adquisición y mantenimiento de las pautas de interacción disfuncionales. En la comprensión de estas causas, en forma de interiorización de pautas y reacciones, nos basaremos para fundamentar la conveniencia de la modificación de las mismas. Es como afirmar que ciertas formas de proceder sobre los demás (objeto de la dimensión interpersonal del individuo) ya no se justifican con las circunstancias actuales, aunque sí a lo mejor lo estaban en su tiempo por las pretéritas. Todo esto se puede explicitar con afirmaciones como “te comportas con tu pareja de la misma forma sumisa que con tus padres” o “te has pasado la vida buscando el cariño de los demás y te has olvidado de ti misma”.

La intervención en la dimensión interpersonal dependerá del momento de la vida de la paciente en el que nos visite. Describiremos las peculiaridades de cada uno de estos momentos en forma de etapas, siendo conscientes de que la paciente nos puede llegar a la consulta en cualquiera de ellas y por tanto con frecuencia no controlaremos el siguiente proceso en su totalidad:

a) La paciente está inmersa en una relación patológica de pareja. Es necesario sobre todo analizar dicha relación para calificarla o no de patológica, con mucho cuidado e incluso con la participación del compañero para observar su personalidad y las interacciones que se producen entre ambos. Después se propondrá a la paciente o bien la modificación de dicha relación, contando con el acuerdo de la otra parte, o si no es posible se puede prescribir la ruptura. En caso de producirse, la modificación debe basarse en el respeto y equilibrio que tiene que presidir cualquier relación amorosa. En ocasiones podemos contar con el apoyo de la pareja, sobre todo en casos de dependencia emocional leve en los que el objeto no es necesariamente narcisista o explotador. Pero la realidad es que la mujer, cuando acude a consulta en este momento, es porque sabe sobradamente que por su salud psíquica –como mínimo- tiene que abandonar la relación y no encuentra fuerzas para ello. Nuestro trabajo es, entonces, convencerle de la necesidad de esta decisión y continuar con la siguiente etapa.

b) Ya se ha producido la ruptura o la paciente viene a la consulta después de la misma, quizá con una descompensación psicopatológica. Debemos tener presente que la ruptura puede ser provocada por ella misma, por ejemplo siguiendo nuestras indicaciones de la etapa anterior, o lo que es mucho más frecuente, que la lleve a cabo la otra persona. Lo esencial aquí es apoyar a la paciente en este trance: aunque posiblemente reconozca que su pareja le estaba haciendo daño y aprovechándose de ella, si el caso es de dependencia emocional grave preferiría de todas formas continuar con la relación. Debemos, desde la serenidad y la imparcialidad, apoyar la ruptura como lo más recomendable en una relación patológica (es importante señalar esto reiteradas veces) en la que realmente no existía reciprocidad de cariño; en definitiva tenemos que convencer a la paciente de que es lo mejor que le ha podido ocurrir, aunque no se lo crea. Seguramente su entorno coincidirá con nuestras apreciaciones.

Mientras se continúa profundizando en temas como la historia personal de la paciente, la interacción con su expareja, etc., se prescribirá una abstinencia total de contacto, por sutil que éste sea, con la misma. Habrá que advertir que estos momentos serán especialmente duros por nefasta que haya sido la relación. Tenemos que informar de que este auténtico “síndrome de abstinencia” se da en muchas personas tras una ruptura, pero que en la dependencia emocional como su propio nombre indica es mucho mayor por su intolerancia a la soledad y por sus necesidades afectivas. Aquí se manifiesta el carácter adictivo de esta problemática. Para que se supere este proceso debemos insistir en la abstinencia, en que no llame con cualquier excusa a su ex-pareja, en que se quiten poco a poco fotos de la cartera, se guarden sus recuerdos, etc.

De lo contrario siempre existirá esa esperanza y la referencia continua al compañero, y esto es la esencia de la dependencia emocional: necesitar al otro olvidándose de que uno mismo también existe.

También es importante y muy complicado de conseguir, por los mismos motivos anteriormente expuestos, que no se inicie una relación con una nueva persona hasta que no se haya avanzado un poco en la terapia. Sería como saltar de un problema a otro, porque la mujer dependiente emocional todavía no ha adquirido nuevas pautas de interacción más adaptativas y sanas, con lo que tendríamos otra relación patológica en marcha. Además, la concatenación de relaciones amorosas intensas sin apenas un mínimo proceso de duelo suele ser desastrosa para ambos componentes.

c) En esta última etapa nos encontramos con la paciente sola, vacía, buscando desesperadamente otra persona si es que entra en este momento en el tratamiento (de lo contrario ya le habríamos prescrito que no es recomendable hacerlo durante un cierto tiempo). También puede ocurrir que entre en tratamiento inmersa en una relación, pero que sea equilibrada y por tanto que no sea necesario romperla o modificarla. No obstante, ésta es una posibilidad que hay que considerar más por la teoría que por la práctica. La cuestión es que tendremos que pasar progresivamente del apoyo y contención en la ruptura, abstinencia, etc., a trabajar más intensamente en todas las dimensiones del sujeto para conseguir una modificación de todos sus malos hábitos, en el sentido más lato del término. La dependiente emocional debe alcanzar en este momento una cierta capacidad para estar sola. A lo mejor pocas veces le ha sucedido esto, con la consiguiente pérdida de identidad y autoestima en su necesidad sumisa del otro. Al mismo tiempo se le puede proponer que cultive antiguas amistades o que tenga nuevas, pero evitando como ya hemos dicho precipitarse en una nueva relación de pareja.

En estos momentos quizá desconocidos de soledad la dependiente emocional debe empezar a conocerse y a estar poco a poco mejor consigo misma, aspecto fundamental para la salud mental de cualquier persona. Suele suceder que la paciente tenga un miedo o intolerancia atroz a la soledad, pero lo cierto es que con seguridad tampoco habrá probado la experiencia. Hace falta que tenga apoyo del entorno, de amigos y el nuestro, para que progresivamente se adapte a una soledad que tenemos que proponer como temporal, hasta que adquiera formas de relacionarse más sanas. Todo esto es importante que la paciente lo comprenda bien para que no se sienta dominada u obligada a hacer algo que no desea, sin su colaboración pocas cosas podremos hacer.

Lo importante es que la dependiente sepa que a partir de estos momentos cualquier mejora de su problema pasa inexorablemente por un cambio de actitud con respecto a sí misma y hacia los demás. El cambio de actitud con respecto a los demás es el perteneciente a la dimensión interpersonal, por lo que ahora nos detendremos en él. Debe empezarse por la familia y sobre todo por las amistades. Analizando estas interacciones (para esto será necesario tomar notas con ejemplos de las mismas entre otras medidas) nos encontraremos con que la mujer dependiente emocional suele ser invasiva, pretende la exclusividad, que se la escuche y que se la atienda en todo momento, le gustan las relaciones con una sola persona porque es mucho más fácil así “no perderse” en la multitud, etc.

En definitiva, su baja autoestima y sus altas necesidades afectivas producen que sus interacciones se basen en solicitar algo de los demás: compañía, escucha y consuelo de sus problemas.

El primer cambio a proponer en este sentido es normalizar más estas situaciones, explicándole a la paciente con delicadeza que las pautas de interacción deben siempre ser simétricas y fundamentadas en el equilibrio, en la reciprocidad. Por tanto, habrá que realizar progresivamente en la terapia (insistiendo una vez más en el trabajo diario fuera de las sesiones como fundamental para la instauración de nuevos hábitos) modificaciones en diferentes sentidos: tolerar la negativa de las amistades si éstas no pueden atender en un momento concreto a la paciente, dar además de recibir, promover la empatía y el interés hacia el otro intentando que sea ella misma la que adopte también actitudes de escucha y sensibilidad ante los problemas de los demás, etc. Son ejemplos de cambios de actitud concretos ante el entorno próximo que deberemos planificar individualizadamente y contando siempre con el acuerdo de la paciente.

Aquí operará un cambio en dos ámbitos, el del entorno y el de la paciente misma. El entorno verá con mucho agrado que la persona cambia para bien, que no es tan agobiante ni está tan centrada en sí misma. Debemos ponernos en el lugar de estas personas porque todos buscamos una reciprocidad, y con una dependiente emocional grave sólo haríamos que acompañarlas, escucharlas, darles cariño, pero al final nos cansaríamos de estar dando continuamente y de no recibir nada. Quizá intentaríamos contarle alguna alegría o noticia y nos encontraríamos con que no nos hace caso o continúa con sus demandas: todo esto es lo que hay que modificar. De la misma forma, la dependiente emocional observará que se comporta de una manera más normal y que recibe un mayor apoyo de la gente.

También se dará cuenta de que las relaciones entre las personas se fundamentan en el equilibrio, en la reciprocidad, algo que para cualquiera es una obviedad pero que para ellas no lo es tanto.

Una vez se haya avanzado en este terreno, habrá que insistir especialmente en el cambio de pautas en las relaciones de pareja. Es indispensable una preparación suficiente en este sentido antes de empezar una hipotética nueva relación, porque debe hacerlo “con buen pie”. Esta preparación puede hacerse utilizándose retrospectivas de relaciones anteriores de pareja, sondeando cómo se empezó mal con ella, qué comportamientos como los de sumisión y descuido de las propias necesidades se llevaron a cabo con el único propósito de agradar. Recalcar una y otra vez que debe existir simetría en ambos componentes de la pareja, que el amor y la entrega deben ser mutuos, que el interés por verse y estar juntos debe equilibrarse. Insistir en que sin esto es difícil ser feliz.

Si pensamos que la dependiente ya está preparada para llevar una nueva relación, podemos recomendarle que lo haga si es que lo desea, por supuesto. Para esto, es trascendental que la nueva pareja de la paciente no vea ante sí a una persona que se somete continuamente, que renuncia a sus derechos y a satisfacer sus gustos por contentarla. Tenemos que animar a la dependiente emocional a contenerse en su afán desmedido del otro, a tolerar los momentos en los que esté sola (en esto ya se habrá avanzado por el tiempo que habrá estado sin pareja, si se ha dado este caso) concienciándole de que esa excesiva necesidad es perjudicial y que paradójicamente, con la sumisión no consigue amor sino dominación. Podemos recordar también cómo le ha ido en este sentido en sus relaciones pasadas.

En este punto (inicio de una nueva relación de pareja) el control del terapeuta debe ser grande y estar atentos a los desequilibrios que puedan producirse. Incluso puede pensarse en citar ocasionalmente a ambos miembros de la pareja para buscar la colaboración del nuevo compañero.

Es importante señalar también la cuestión de la elección de objeto, que como se puede comprender es fundamental para los cambios de actitud que estamos promoviendo. Como paralelamente a todo el trabajo propuesto para la dimensión interpersonal estaremos trabajando la autoestima, es de esperar que ya no idealice y se fascine tanto con personas tan autoencumbradas. A medida que la autoestima mejora, poco a poco uno empieza a buscar personas que sean más recíprocas, que correspondan más afectivamente, que sean similares y no que se crean superiores; es como si se equilibrara una balanza emocional en el sujeto y en su elección de objeto. No obstante, el psicoterapeuta deberá también estar muy atento ante las nuevas parejas de la dependiente emocional.

DIMENSIÓN AFECTIVA

La dimensión afectiva es la que regula el estado de ánimo, la sensación de bienestar o malestar generales que uno tiene con respecto a sí mismo. Incluye toda la gama de estados anímicos relevantes en el sujeto (tristeza, alegría, ira, ansiedad, felicidad, satisfacción, desesperación…), presididos por la autoestima. Para conseguir mejoras en el ámbito afectivo de cualquier persona, y en concreto para incrementar su autoestima, debemos contar con sus dos fuentes principales: la externa y la interna. Pasemos a concretar estas ideas en el tratamiento de la mujer dependiente emocional.

En cuanto al suministro afectivo externo (se supone que suministro de carácter positivo) sería deseable contar con una relación de pareja equilibrada, siempre y cuando la paciente esté preparada para ella en la forma que hemos indicado. Además hay que contar con el apoyo emocional que la persona recibirá de su entorno (mucho más si se produce el cambio de actitud hacia él del que antes hemos hablado) y del propio psicoterapeuta, que debe cuidar especialmente su función de contención, calidez y empatía.

No obstante, la dimensión afectiva de la dependiente emocional está también alterada gravemente en cuanto a su suministro interno, porque no se quiere, así de simple y así de doloroso al mismo tiempo. Podemos añadir que además de no quererse se puede despreciar o cuanto menos minusvalorar. El trabajo exitoso con la paciente pasa necesariamente por la implementación de nuevas pautas de interacción, como ya hemos visto, pero pasa también por el aumento de la autoestima, de ese suministro afectivo interno de carácter positivo del que tan desprovista está.

Aquí debemos diferenciar el autoconcepto, que eventualmente podrá trabajarse dentro de la dimensión cognitiva del sujeto, de la autoestima. Esta diferenciación debemos matizarla a la paciente y tenerla en cuenta también nosotros, porque nos puede confundir un autoconcepto correcto y ajustado a la realidad. El autoconcepto es la idea racional que tenemos sobre nosotros mismos y nuestra valía en diferentes aspectos. En algunos casos, sobre todo los más graves, suele estar menoscabado y distorsionado, lo que requerirá como ya hemos dicho un trabajo específico.

Sin embargo, la autoestima es mucho más, es lo que gobierna gran parte de nuestro comportamiento y de nuestros sentimientos, lo que determina si somos felices del todo o no, si somos capaces de disfrutar o sólo de pasar el rato. Es el sentimiento, el cariño que tenemos hacia nosotros mismos incondicionalmente como personas, con independencia de cómo seamos. Está claro que el autoconcepto positivo o la suma de méritos que se valoran socialmente (posición, belleza física, inteligencia, títulos académicos, profesión, simpatía, don de gentes, prestigio, fama, dinero, etc.) son una contribución a dicho sentimiento, pero realmente son sólo un ingrediente del amor incondicional que debemos profesarnos hacia nosotros mismos.

Es frecuente, sobre todo en la dependencia emocional leve, que el autoconcepto no esté distorsionado pero que la autoestima sea baja, a esto debemos estar muy alertas porque nos puede confundir. Por ejemplo, podemos preguntarle a la paciente cómo se considera o cómo se define a sí misma. Puede ocurrir que se considere como una persona inteligente, que tiene dinero y prestigio profesional y que además es atractiva físicamente.

Si cometemos el error de despachar aquí el apartado de “autoestima” no formularíamos una pregunta específica como: “Sí, pero a pesar de eso, ¿te sientes bien, a gusto contigo misma?, ¿crees que eres una persona digna de ser querida?”, a lo que esta misma paciente puede respondernos: “Pues no, no me gustó nada y creo que nadie me va a querer de verdad jamás”, o algo similar. Sería un ejemplo de cómo un autoconcepto positivo puede encubrir una carencia básica de autoestima, de suministro interno positivo, aunque si dicha carencia es muy grande puede arrastrar también al autoconcepto.

Resumiendo, el autoconcepto es algo principalmente racional en cuanto a una descripción o enumeración de aspectos positivos y negativos de uno mismo; mientras que la autoestima es más emocional, una serie de sentimientos que nos dirigimos continuamente hacia nosotros mismos.

La dependiente emocional se desprecia a sí misma y por eso dirige sus necesidades afectivas únicamente a un suministro externo, que necesita ver como superior o “salvador” y al que se aferra obsesivamente. Por eso no soporta la soledad, porque no recibe el suministro afectivo interno o autoestima que todos necesitamos para funcionar adecuadamente. Modificar esto debe ser un objetivo primordial de la terapia.

¿Cómo hacerlo?, sin duda es el punto más complejo del tratamiento, al tiempo que condición indispensable para su éxito.

En primer lugar debemos esperar que diferentes componentes de la terapia que ya habremos puesto en marcha comiencen a funcionar para incrementar la autoestima y un mayor sentido de control de la situación. Recapitulando, entre estos componentes nos encontramos con la información y el modelo de enfermedad que demos sobre su problema, el apoyo emocional realizado por nosotros y su entorno próximo, la separación de una posible pareja narcisista que habrá minado progresivamente su amor propio (una especie de “cura de desintoxicación”), el cambio de actitud con su entorno (modificación de pautas de interacción disfuncionales para conseguir un mayor equilibrio con amistades, compañeros de trabajo, familia, etc.) e incluso una nueva relación de pareja, suponiendo que sea más sana.

En el cambio de actitud con su entorno y con su hipotética nueva pareja debemos insistir mucho, porque dando amor y ofreciendo interés por los demás el sujeto encontrará que percibe más gratificaciones (suministro afectivo externo positivo). Le señalaremos que estas satisfacciones obedecen al intercambio recíproco de afecto y no a cubrir una necesidad aferrándose a un amigo, por ejemplo.

Además, debemos potenciar el aumento de la autoestima promoviendo otro cambio de actitud, una nueva forma de plantearse la vida, pero esta vez hacia ellas mismas. Aquí es fundamental tender de nuevo puentes con el pasado, recordando lo comprendido al tratar la dimensión psicodinámica,

para justificar precisamente esa baja autoestima y la necesidad del mencionado cambio. Es decir, es importante, por difícil que resulte, convencer a la paciente de que su baja autoestima no se debe a un defecto o a una especie de fallo o indignidad que lleva consigo misma, sino a una serie de carencias afectivas interiorizadas durante muchísimo tiempo y de las reacciones a las mismas (continua búsqueda de los demás, sensación de “patito feo”, de no ser merecedora de cariño, etc.

Tras insistir en esto es bastante probable que la paciente comparta estas tesis, porque seguramente recordará y vivirá muy intensamente estos episodios de su pasado. Algo que suele ayudar también es el confrontarles con la crianza de sus propios hijos, los tengan o no, porque generalmente se vuelcan (o se volcarían, en caso de tenerlos) con ellos de acuerdo a lo que hubieran deseado para sí mismas en el pasado. Esto es porque saben lo dolorosa y perjudicial que es la falta de afecto.

Entonces, debemos argumentarles que si se ha cometido una injusticia con ellas porque no han sido adecuadamente queridas, no pueden caer en ese mismo error hacia sí mismas. Hay que señalar en cuanto al término “injusticia” que no se emplea para buscar culpables o alimentar rencores, es mucho más positiva una actitud de disculpa o de comprensión de circunstancias particulares por las que quizás atravesaron sus padres o familia próxima (por ejemplo, enfermedades de alguno de ellos, condiciones socioeconómicas muy adversas, entornos desfavorecedores afectivamente en ellos mismos, etc).

Aferrándonos al argumento de no cometer continuamente esa injusticia (la de, sea por el motivo que sea, no haber sido queridas adecuadamente), y al del derecho e incluso el deber que tenemos todos de querernos incondicionalmente, es como debemos convencer, arrastrar a la paciente a que adopte ese cambio de actitud hacia sí misma.

Debemos hablarle de un amor incondicional que debemos tener hacia nosotros mismos, simplemente por el hecho de ser personas y de merecer el mismo trato por nuestra parte que el que recibiría un niño pequeño, por ejemplo, o cualquier otra persona por el simple motivo de serlo.

Es decir, no podemos tratar bien a algunas personas y no hacer lo propio con nosotros mismos, entendiendo que esta potenciación de la autoestima no significa de ningún modo una actitud egoísta; más bien al contrario, porque el amor propio bien efectuado y entendido incrementa nuestros sentimientos más positivos hacia los demás.

Todo este cambio de actitud hacia sí misma debe realizarlo la dependiente mediante el trabajo diario, tenerlo muy presente desde que se levanta de la cama hasta que se acuesta. Es muy positivo apoyarse de material escrito como registros o ejemplos de este cambio de actitud en pequeñas cosas, como experiencias positivas en soledad o el disfrute por una película cuando se está con la pareja, por ejemplo, en contraste a la sumisión y autoanulación que siempre se había llevado a cabo.

También puede ser muy útil cualquier otro tipo de intervención que pueda llevar a cabo el terapeuta usando la imaginación: cartas dirigidas a sí mismas, creación imaginaria de una especie de “yo bueno” con el que habitualmente se interactúe en busca de calidez y comprensión, hablar frente al espejo, anotaciones informales en una libreta, dar paseos en soledad en entornos naturales y agradables, tener contacto físico o incluso acariciarse o abrazarse mientras se está en la ducha, etc.

Todas estas “intervenciones auxiliares” dependerán de la inventiva de la paciente y del terapeuta, y por supuesto de su forma de ser porque alguna podrá encontrar superficial o absurdo lo que otra encuentre muy gratificante. El objetivo es que la dependiente, acostumbrada a pensar únicamente en su necesidad de los demás y a menospreciarse, se reconcilie consigo misma y comience a instaurar nuevos hábitos de amor propio, complementados con un amor más saludable y equilibrado hacia los demás.

DIMENSIÓN COGNITIVA

El trabajo cognitivo debe ser secundario en la dependencia emocional porque no es una de las dimensiones más afectadas, y además puede simultanearse con la intervención en las dimensiones antes descritas. De existir distorsiones cognitivas graves será fundamentalmente en el autoconcepto o en la idealización del compañero. Un trabajo adecuado en este sentido sería eliminar estas distorsiones -utilizando los procedimientos propios de la terapia cognitiva- que impliquen una focalización excesiva y exagerada en los defectos y en un menosprecio de las virtudes personales, y viceversa en cuanto a la idealización de la pareja.

Es muy importante no fundamentar exclusivamente el tratamiento en el ámbito cognitivo. Lo más probable es que la paciente ya haya probado este único método que encontrará como insuficiente e incluso como superficial. Debemos tener presente que el padecimiento de estas personas es muy hondo, afecta más al “corazón” que a la razón.

DIMENSIÓN CONDUCTUAL

Igual que en la anterior, no es una dimensión muy afectada y cualquier intervención se puede simultanear como complemento terapéutico en el trabajo de otras áreas. Debemos observar la rutina diaria de la paciente para detectar posibles comportamientos repetitivos o poco funcionales tales como quedarse continuamente en casa llorando y telefoneando a la gente, por ejemplo, para proponer otros más diversificados y positivos. El ejercicio físico, la realización de cursos o incluso de actividades de voluntariado pueden ser sugerencias interesantes en este sentido.

CONCLUSIONES

El tratamiento de la dependencia emocional es a largo plazo, como ya se habrá podido observar por la cantidad de dimensiones y trabajos a realizar, y muy complejo. Hay que estar alerta en todas las citadas dimensiones, con especial mención a la interpersonal, la afectiva y la psicodinámica, que por la naturaleza de esta patología son las más afectadas. C La flexibilidad es fundamental para la práctica de la psicoterapia. También es útil marcar una serie de objetivos, que se pueden consensuar con la paciente, en las diferentes dimensiones afectadas de la misma.

Con esto conseguiremos no perder de vista todos los temas que durante el tratamiento debemos tocar, al tiempo que los ordenamos por prioridad. La secuenciación propuesta aquí del tratamiento es una combinación de las muchas posibles, dependerá del caso y también de la idiosincrasia del psicoterapeuta. Señalar también que esta secuenciación es más teórica que real porque en la práctica clínica se puede simultanear el trabajo en diferentes áreas, además de atender novedades relevantes del paciente en una sesión, por ejemplo.

Una vez más insisto en el trabajo diario entre sesiones como componente fundamental del tratamiento. Para esto necesitamos de la motivación y colaboración de la paciente, tenemos que informarles de todo, fundamentar nuestras decisiones, potenciar su creatividad para así involucrarla en el tratamiento.

Puede ocurrir que aun así la motivación de la dependiente emocional a trabajar fuera de las sesiones, o sea, a cambiar de actitud hacia sí misma y hacia los demás, sea escasa. De ser así no tenemos más remedio que, una vez le manifestemos nuestro desacuerdo con ese comportamiento, respetarlo y dedicar las sesiones a apoyar emocionalmente a la paciente y a aconsejarla, aunque no nos haga caso.

Por último, recordar que es muy habitual que el motivo de consulta sea precisamente cualquier comorbilidad con trastornos del Eje I. Esto lógicamente alterará el curso de la intervención propuesto aquí; por ejemplo, si la paciente entra en consulta con un episodio depresivo mayor tras una ruptura, lo prioritario es mejorar la sintomatología con todas las herramientas disponibles, tanto farmacológicas como psicoterapéuticas.

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