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¡Esta es una revisión vieja del documento!


En la teoría de la praxis tener salud psicológica es diferente de “ser normal”. Porque no se trata simplemente de comportarse de acuerdo a las normas. La norma psicológica, lo que prevalece socialmente, es la neurosis en diversos grados; las personas más sanas psicológicamente son minoría.

En términos médicos lo normal es que la persona se considere sana cuando no tiene molestias corporales o evidencias de molestias potenciales. Eso es lo normal, la norma, lo habitual. Sin embargo, en el ámbito psicológico, desde hace muchos años, es que las personas consideren como normal el sufrimiento cotidiano, los conflictos interpersonales e incluso la violencia. En el campo jurídico se considera como culpable a una persona que comete una acción violenta sin tener alterada su capacidad esencial de raciocinio, sin considerar que casi todas las acciones violentas implican necesariamente algún tipo de alteración emocional, a la que generalmente no se le considere “anormal”, puesto que es algo a lo que muchos siglos nos han habituado.

La Teoría de la Praxis propone un nuevo concepto de salud psicológica1) que no sea –como en la medicina- la ausencia de una “enfermedad” manifiesta, sino a la inversa: concebir a la enfermedad como la ausencia, disminución o carencia de salud. No queremos tampoco plantear la salud de manera idealizada, suponiendo un estado muy elevado de la misma, sino solamente plantear los criterios mínimos que se requieren para considerar que alguien tiene una salud psicológica esencial.

De acuerdo a la Teoría de la Praxis una persona se considera sana cuando en su vida prevalece el estado de ecuanimidad, es decir, la tranquila satisfacción con lo que se está viviendo. Para que esto sea posible, es necesario que una persona se sienta:

  1. Libre y autónoma. Es decir, sin obstrucciones absurdas externas o internas y, por tanto, apegando su actuación a su propia voluntad y a sus propias normas.
  2. Tomando las riendas de su vida. Es decir, teniendo metas, objetivos o propósitos generales de mediano y/o largo plazo hacia los que dirige sus acciones.
  3. Manteniendo un grado básico de satisfacción con lo que ha vivido hasta la fecha. Al hacer un balance de lo que se ha vivido resulta favorable a los valores que la propia persona tiene como referencia. En este balance, las etapas más recientes tendrán un mayor peso psicológico que las etapas remotas, de tal manera que las vivencias satisfactorias de los últimos meses y años compensarán de manera significativa las posibles vivencias insatisfactorias de años lejanos.

Estos tres criterios generales dependen de qué tanto en la vida de una persona estén ocurriendo una serie de vivencias concretas que promueven y mantienen, o son causa de, la salud psicológica. Cuando esas vivencias no ocurren o disminuyen significativamente se generan estados neuróticos y, en casos extremos, psicóticos contrapuestos a la salud psicológica antes enunciada.

1)
No solamente “salud mental”, porque mente solamente se refiere a aquello que sucede de manera interna o privada en el individuo; mientras que “salud psicológica” abarca el campo integral de una vida humana, como un todo, incluyendo las relaciones con el entorno físico y el sistema y la dinámica de las relaciones sociales en que una persona participa. Así que los criterios de salud psicológica pretenden abarcar la salud de ese todo integral.
criterios_de_salud_psicologica_en_la_teoria_de_la_praxis.1498205958.txt.gz · Última modificación: 2022/11/16 21:50 (editor externo)